Conque, asómbrense lectores
De las tremendas noticias;
Espero, pues, las albricias
Voi a ganarlas señores:
Sabreis que los escritores
Del Plata, aquellos titanes,
En amarillos afanes
Y con augusta mollera,
Nos piden una friolera:
El Estrecho Magallanes.
Pues, no es nada lo del ojo
Lo que piden los rufianes;
¡Nos piden a Magallanes!
Una miseria! el antojo.
¿Y no nos darán remojo
Cuando lleguen a Llanquihue?
¡Qué placer! cuando a Quirihue
Lleguen calzones bordados,
Y todos mui encintados
I con lanza de coligüe.
Espero, en José y Maria,
Que del cielo a toda costa
Se le envie a la langosta
Una lluvia de lejía,
Y estoi cierto pararia
El vicho de la Arjentina,
Que hoi mete tanta bolina
Haciéndonos mil bravatas
Sigan no mas ¡garrapatas!
Luego tendrán su propina.
Apretar bien las chavetas
Y no hai cheyes que aflojar,
Porque aquí quiere topear
El futre de las tres cetas.
Apóyense en las gualetas
Despues que resen un creo,
Atracar parejo y feo
Con la cabeza y la mano;
Hasta que deje el cuyano
Para siempre el pataleo.
Hoi otra nueva pandilla
Crearon de diez batallones;
Diez mas grandes escuadrones
Para venir a esta orilla.
¡Quien viera esa maravilla!
Quien viera los jenerales,
Que dicen que en los timbales
Amarran los pabellones,
Porque no son mui… tontones
Ni tampoco mui zorzales.