Mi marido está muy malo
yo estoy á la cabecera,
con el rosario en las manos
rogando á Dios que se muera.
Ya mi marido murió,
el diablo se lo ha llevado;
las patadas que me dió
allá las habrá pagado.
Anda muchacha á la sala,
trae el espejo mayor,
á ver si me asienta el luto
que ya tu señor murió,
Anda muchacha á la iglesia
dile al sacristan mayor,
que repique las campanas
porque tu amo se murió.
Anda muchacha al panteon,
encárgale al albañil,
que entierre bien á tu amo
que no se vaya á salir.
Esta viudita lloraba
la muerte de su marido,
y debajito del catre
tenia al otro escondido.