José del Cármen Gallardo
A muerte está condenado,
Por su crímen horroroso
Será pronto fusilado.
El veinticinco de octubre
Del mil novecientos uno
Este moso, por ser tuno,
Cometió un crimen lúgubre.
La justicia lo descubre
I para que arregle el saldo
Le conduce a San Bernardo
Convenientemente atado,
Donde quedó escarcelado
José del Cármen Gallardo.
En la calle Libertad
Del pueblo de Talagante
El jóven estravagante
Cometió su atrocidad.
A Poblete en realidad,
El dia ya mencionado
Con una piedra el malvado
Le asesinó en pleno dia,
I por su gran fechoria
A muerte está condenado.
En una viña escondido
Con Leon su amigo pasó,
Pero luego se aburrió
De estar allí sometido.
A la casa el atrevido,
Se precipitó furioso
I a la cocina radioso
Entró con su compañero,
Con el que está prisionero
Por su crímen horroroso,
Poblete llegó tranquilo
Donde ellos, diré yo,
Gallardo luego le ató
Con una faja de hilo.
Una piedra con cijilo
Le trae el otro malvado,
I a Poblete, el desgraciado,
Le machacan sin retardo,
I por esto el tal Gallardo
Será pronto fusilado.
Por fin, Ludovino Leon,
Amigo del delincuente,
Sufrirá precisamente
Sus quince años de prision.
Por ser jóven, la nacion
No verá al facineroso
Pagar su crímen monstruoso,
Pero Gallardo su amigo,
Lavará el crimen, yo digo,
En el banquillo afrentoso.
Imp. «El Debate» Serrano 193