Los pajarillos i yo
a un tiempo nos levantamos:
ellos a cantar la aurora
i yo a llorar mis trabajos.
Ellos con dulce armonía
desde sus nidos gorjean,
i con su trino desean
romper los velos del dia;
i con cruel melancolía
lloro por que se ausentó
quien a mi pecho rindió
i en vista de su inclemencia
estamos en competencia
los pajarillos i yo.
Ellos sacuden las alas
para levantar su vuelo:
yo despido solo al cielo
mis suspiros como balas:
en concertadas escalas
la pena i gloria entonamos.
Aunque el discurso ocupamos
en diferentes asuntos,
pues solo por estar juntos
a un tiempo nos levantamos.
Los pájaros con empeño
cuando se miran rendidos,
se retiran a sus nidos
a descansar con el sueño,
pero mi pecho sin dueño,
no descansa i solo llora.
Asi que llega la hora
en que sus males espantan,
advierto que se levantan
ellos a cantar la aurora.
Como en ordenada orquesta
ellos cantan i yo lloro,
i así formamos un coro
de melodía funesta.
El prado atencion nos presta,
los murmullos i las brisas
llevan en compas los bajos;
cuando de su curso cesan
ellos a cantar empiezan
i yo a llorar mis trabajos.
Nota: texto manuscrito “lo mismo”. Citado por N. Santa Cruz en La décima en el Perú, p. 324.