Es tanto lo que se ha hablado
Con respecto a este suceso
Que a mi me tienen bien leso
De los datos que me han dado;
Me contó un viejo pelado
Que el mismo don Miguelito
Le dá al animal maldito
La comida diariamente,
I esto lo hace ciertamente
Cuando el culebron da un grito,
Yo a uno le pregunté
¿I a la niña Ud. la vió?
Nó, amigo, me contestó,
Pero la vió ño José
¿I cree de buena fé
Que existe la desgraciada?
Sí, porque aquella malvada,
Creáme lo que le digo,
Que ha recibido el castigo
Por ser gorrera i porfiada.
¿I cómo así, ño Gollito?
Lo que le digo es mui cierto
Que ese culebron la ha envuelto
Por un castigo infinito,
Ahora don Miguelito
De ella se encargó es verdad
I escondida en realidad
La tiene, porque es decente,
Para enviarla ocultamente
A donde Su Santidad.
De todo ya lo narrado
La prensa se ha hecho sorda;
Pero la mentira gorda
Como el rayo ha circulado;
Las materas han olvidado
Con esto hasta de pelar,
La alarma es tan jeneral,
Según lo que ha dicho el diario,
Que ya todo el vecindario
No halla otra cosa que hablar.
Para concluir el cuento
Diré a mis dignos lectores
Que nadie ha visto, señores,
La niña del argumento;
Yo agrego con fundamento
Que ésta ha de ser ilusion,
Porque no hai tal culebron,
Ni hai tal niña maldecida,
Solo es mentira crecida
La que está en circulacion.