De la provincia arjentina
Llegó a Chile un caballero
En busca de un grande entierro,
De oro sellado se opina.
De onzas son cuatro millones
I un jeneral era el dueño,
El enterró con empeño
En aquellas ocasiones;
Llegaron las aflicciones
Que hasta la fecha termina,
Al hallarlo ni una mina
Jamas le podrá igualar,
Lo que vienen a buscar
De la provincia arjentina.
Hai cuatro trabajadores
Bien pagados trabajando,
I la tierra estan sacando
Que aparentan a labores;
Particulares señores
Conversan sobre el dinero,
Escondido un siglo entero
Que gusto al ser descubierto,
Con un documento cierto
Llegó a Chile un caballero.
Al pié del Santa Lucía
En la calle del Breton,
Empezó aquel socabon
Con plata i con alegría;
I un fastama que salia
Ahí mismo en ese cerro
Crujia un puente de fierro
Esto pasaba evidente.
Por eso es que vino jente
En busca de un grande entierro.
Once metros ya van hechos
Que en señales de tarea,
Un grueso cañon de grea
Se han visto en aquellos trechos;
Han echado al suelo techos
Tres piezas i una cocina.
Antes de hacerles la ruina
San Martin a claro sol,
Ocultó eso un español
De oro sellado se opina.
Señores han opinado
Que el fastama i sus afanes
Asustaba a los guardianes
En el sitio mencionado;
Si esto será bien pensado
Se ignora si habrá destino,
Otro dice le convino
Al morir algún mortal,
Lo que acopió el jeneral
Lo logró un sér arjentino.