ASESINATO
UN NIÑO DE 18 AÑOS MATA AL LACHO DE LA MADRE
(relato hecho por la mujer del occiso)

  Este crimen espantoso
efectuado el dia diez
entre los crimenes es
talvez el menos odioso,
pues no alcanza a ser un mozo
el autor del atentado;
es un niño mal formado
apenas de diesiocho años
i por motivos estraños
hasta asesino ha llegado.

  Mis lectores a montones
hombre, mujer, niño o viejo
aprendan en este espejo
a refrenar sus pasiones;
del crimen los escalones
tienen su asiento en el vicio;
el que tiene por oficio
la desverguenza i la orjía
tiene que rodar un dia
al fondo del precipicio.

  Palpe la mujer liviana
veinte veces madre i vieja
i que anda como coneja
echando al aire una cana,
como es que paga su gana
el hijo a quien le dió el pecho
porque de leer este hecho
aunque sangriento i fatal
la que gusta vivir mal
puede sacar gran provecho.

  Contaré de un modo leal
el hecho como ha pasado:
el muerto era hombre casado
José Emilio Vidal,
vivia con una tal
Merches Alvarez llamada,
que era siempre aconsejada
por sus hijos sin olvido
que dejara a su querido
pero era contra nada.

  De su mujer el ocsiso
por sobrenombre de “el huaso”
ya no hacia el menor caso
cuando otro tiempo la quiso;
se fué Vidal mui sumiso
el domingo a la funcion
i luego con su capon
llegó tambien su entenada
bebiendo mui entenada
sin hacerle una atencion.

El hombre predió el sosiego
i guapo como alacrán
puso su empeño i su afan
en irse a la casa luego,
en la calle de San Diego
tresientos sesenta i siete
i para darle un puñete
a la chei la asió del pelo
i el hijo se alzó del suelo
i un gran cuchillo le mete.

  Todo socorro fué vano
porque lo mató el cuchillo
i ahí le pucieron grillo
al tal Vital Cantellano;
yo juez perdonaba llano
pues que lo hizo con razon
i mandaba a una prision
a la madre pues se piensa
que dió ocasión a la ofensa
i que fué su perdicion.

  Ahora que el desaliento
hinca en el muchacho el diente
anda la madre imprudente
mostrando arrepentimiento
se ha movido a todo viento
para buscarle abogado:
no es preciso ser letrado
para ganarse la arbricia
porque el muchacho en justicia
no debe ser condenado.

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