Pedro Ponce, el asesino
A muerte está condenado,
Por haber ejecutado
Un crímen con desatino;
Será su fatal destino
De morir en el banquillo
Al leerle la sentencia,
Permanece en una selda
Con una barra de grillos.
En prima i segunda instancia
Está sentenciado el reo,
I advierto con gran deseo
Que llora con gran constancia,
Hoi crece de importancia
Esta sentencia aludida;
Ponce, que con la vida
Su crímen cruel pagará;
Dentro de poco tendrá
La pena mas merecida.
Era este jornalero
I su víc[tima ta]mbien,
Pero, [ ]ne el Pequen,
Lo insulto mui altanero,
I al momento como fiero
Un puñal le sepultó,
Muerto en el acto cayó;
El tal Fuentes, como digo,
Sin haber ni un testigo,
Su ruina siempre labró.