El Mercurio de Mendoza
Dió el suceso sin petardo,
Dijo de que Ricardo
Victimó a su bella esposa.
Pranto el Mercurio de acá
Escribió el crímen sangriento,
I yo al lector se lo cuento
En versos sin ir allá.
Ricardo esposo de Berta
La cual bastante lo amaba.
Por mas que ella lo cuidaba
El deseaba verla muerta.
A golpes con un martillo
Ultimó a su esposa bella,
Por haberle dicho ella
Que era un vago flojo i pillo.
La máquica de coser
El de ravia le vendió.
Un revolver se compró.
Para hacerla fenecer.
Temió matarla a balazos
Por no alarmar a la jente,
I le pegó el imprudente.
Unos cuatro martillazos.
El lo pasaba vagando
De despacho en despacho,
I de la calle borracho
Llegaba a la casa odiando.
Viéndo él la alevocia
I el cuerpo inerte tendido,
Lloroso i arrepentido
Se entregó a la policia.
El juez le siguió el sumario
I a muerte lo condenó,
Lo que todo confesó
Se publicó por el diario.
Pasó la causa al fiscal
Prontamente i con urjencia,
El cual le firmó sentencia
De la pena capital.
La corte en tercer grado
Con toditos sus ministros,
Pidió según los rejistros
De que sea fusilado.
Lector para escarmiento
Un patíbulo alzarán,
I en Buenos Aires verán
Un triste fusilamiento.