Muchacha del terciopelo,
Yo voi a darte un consejo;
Nunca caerás en riesjo
Si lo observas con anhelo.
No quieras que Dios del cielo
Te salga a tí castigando;
Por lástima te lo mando
Como persona entendida;
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.
La madre te preguntó:
¿Dónde dejastes a mi hijo?
I vos con un aire fijo
Contestastes: ¿Qué sé yo?
Tan sólo porque te habló
La seguistes insultando.
Bastante jente mirando
Se encontraba, corrompida:
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.
Te pregunto, Claudinita,
Por qué estais tan enojona,
Es que estarás regalona
Del inspector, bella hijita.
No sea así, mi perrita,
Que yo la seguiré amando;
Pero si anda enfadando
A la jente, mi querida,
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.
Me cuentan que el inspector
Es su adorado consorte
I que él le hace la corte
Con un volcánico amor.
Yo no lo creo, lector,
Lo que me siguen contando.
Este ejemplar te lo mando
Antes de hacer mi partida.
Si no arreglas bien tu vida,
He de seguirte cantando.
Al fin, una comerciante
De Talca me pidió el verso,
I yo sin hacer esfuerzo
Lo publiqué en el instante.
Si falta a la consonante
Me pueden ir disculpando;
I firme le iré cascando
A la sílfide florida:
Si no arregla bien su vida
He de seguirle cantando.
(Firma) M. D. C. D. M