Allá en San Pablo abajo
saltearon a Pancho Mena
a una persona tan buena
lo despacharon de un tajo.
Poco antes de cerrar
su bien surtida cantina,
Pancho Mena vió en la esquina
unos hombres conversar;
esto le dió que pensar
por la atencion que le atrajo,
porque en las mantas debajo
vió relucir carabinas,
entre la jente ladina
allá en San Pablo abajo.
Los rotos se encaminaron
con paso firme y seguro,
sin demostrar el apuro
que mui luego desplegaron;
a la cantina entraron
en actitud no mui buena,
y llegaron como hiena
con un terrible puñal,
los bandidos sin igual
saltearon a Pancho Mena.
La señora allí en su rancho
en cama enferma estaba,
y al ruido se levantaba
en defensa de don Pancho,
y al ver el cuadro tan ancho
y de coraje ya llena,
empuña un arma serena
disparando sin cesar,
porque fueron a saltear
a una persona tan buena.
Agarrado de un bandido
don Francisco allí luchaba,
y la sangre le chorreaba
porque ya estaba herido;
su mujer sin un jemido
veia el mucho barajo,
y los rotos a destajo
sacaron todos un choco,
y como eran tiros loco
lo despacharon de un tajo
Y por fin don Pancho Mena
tan conocido y querido
quedó allí mismo tendido
aquel hombre de alma buena
pero tambien tiene pena
la familia de un bandido
que cayó mui mal herido
de un tiro de la señora
y que supe ha muerto ahora
el terrible forajido.