Hija querida del alma
te escribo mi despedida,
ya que espero mi partida
con resignacion y en calma;
fué justiciera la alarma
del crimen que cometí,
pero tú, ruega por mí
por tu madre tan fatal.
que este mundo va a dejar
y pensando siempre en tí.
Cuando á tu padre maté
loca debo haber estado,
porque feliz fuí a su lado
hasta que el crimen pensé;
mis sentidos ofusqué
con un amor criminal,
y como éste fué infernal
y perdí yo la conciencia,
pide tú pues la clemencia
para tu madre fatal.
En mi celda solitaria
en la noche vaporosa,
oigo yo como una cosa
que parece una plegaria,
veo hasta una luminaria
que se acerca junto á mí,
y me parece es David
con su perdon jeneroso,
y luego siento un reposo
que me hace pensar en tí
Olguita, ten mui presente
lo que te voi á decir
ya pronto voi á morir
maldecida por la jente,
no me balearán de frente
porque soi una mujer,
y tú Olga, debes ser
una mujer ejemplar,
á ver si puede olvidar
el mundo à ésta mujer.
Si te llegas a casar
obedece á tu marido,
y si lo ves aflijido
y trances duros pasar,
hincate ante el altar
y pide gracia divina
para que así sin inquina
Dios te conceda ventura,
y pide en mi sepultura
perdon para la Corina!!
Imp. Carmen 477