Era Ricardo Alcaino
con copas hombre brutal,
y no habia otro igual
cuando tomaba harto vino;
por eso hasta su vecino
le temblaba al desgraciado,
porque era mui refregado
valeroso y pendenciero,
y llegando como cuero
el bochinche estaba armado.
En este estado llegó
a su casa la otra noche,
y a su mujer le armó boche
y luego hasta la pateó;
su hijo que presenció
las torturas de su madre,
se olvidó que era su padre
aquel hombre tan guapaso,
y le disparó un balazo
que no se quedó en el aire.
Y luego el jóven Tobías
cuando a su padre vió muerto,
el hecho sintió por cierto
y ya no tuvo alegrías;
la madre e hijo a porfias
lloraban desesperados,
y luego allá en los juzgados
prestando declaraciones
con todas sus aflicciones
aquellos dos desgraciados.
Pero todos los vecinos
se prestan a declarar
para al jóven salvar
de tan terribles destinos;
todos estos desatinos
son dignos de compasion,
y viene la refleccion
en lance tan temerario,
que un hijo fué victimario
en momento de afliccion.
Este hecho sensacional
mui digno de la atencion,
debe se ser sin dilacion
meditado en jeneral;
un muerto vino a dejar
por la mano de su hijo
porque el padre ya de fijo
curado hoi como ayer,
maltrataba a su mujer
como el vecindario dijo.