A casa del Juez romano
Jesus era presentado,
Bastante fué maltratado
Por aquel pueblo inhumano.
Efectuada la prision
Dónde Anás fue conducido
Por el pueblo enfurecido
Que le juzga sin razon.
Despues de la acusacion
Hecha en casa de ese anciano,
Se le encierra, y, muy temprano
Ordena, el viejo malvado,
Que el reo sea llevado
A casa del Juez romano.
En casa ya de Pilatos
El pueblo pide la Audiencia;
Poncio, por condescendencia,
Atiende al pueblo insensato.
Despues de un gran aparato
Hecho por el Majistrado,
Dice que sea llevado
El preso a su Tribunal,
Y peor que un criminal,
Jesus le fué presentado.
Como culpa no le halló,
Al pueblo, le dice el Juez,
Que el reo inocente es,
Y esto a todos irritó;
A dónde Heródes mandó
En seguida el Majistrado
Que el preso fuera arrastrado;
Lo que hicieron me imajino,
Y durante aquel camino,
Bastante fué maltratado.
Heródes le interogó
Cuando estuvo en su presencia
Jesus en aquella audiencia,
Diré que no respodió.
El Tetrarca le pidió
Un Milagro; pero en vano.
El Redentor Soberano
No le atiende, yo diré
Y arrastrado otra vez fué
Por aquel pueblo inhumano.
Por fin el pueblo y Jesus
De nuevo van a Pilatos,
Allí, el público insensato,
Para aquel pide la Cruz.
El Juez, sin encontrar luz
De falta en el inocente,
Por tranquilizar la jente
Manda que sea azotado
El reo, aquel Juez malvado,
Viendo que era injustamente.
Es propiedad del autor,
Juan B. Peraltá
Imp. S. Francisco 183.