Gloria i prez al jeneral
Tribute el pueblo consciente,
Coronemos con laureles
Las sienes del gran valiente.
Iquique, ciudad gloriosa
Por Prat inmortalizada,
Acaba de ser regada
Por nuestra sangre preciosa.
Una figura espantosa
De la opresion nacional
A fin de hacerse inmortal
Asesina a un pueblo obrero,
I hoi tributa el mundo entero
Gloria i prez al jeneral
Libremente reunido
El pueblo obrero se hallaba,
Cuando a aquel sitio llegaba
El asesino atrevido.
«Irse!,» gritó enfurecido
Silva mui valientemente;
«No se marchará la jente,»
El comité respondió;
I gloria por lo que obró
Tribute el pueblo consciente.
Silva ordenó la batalla
Con aquel pueblo indefenso,
A quien derrotó al comienso
Con poder de su metralla.
En la lucha no desmaya
El jeneral i sus fieles,
I dando pruebas de ser crueles
Matan a los productores;
Por esto a los matadores
Coronemos de laureles.
De llantos i maldiciones
De madres, hijos i esposas.
Dos mil coronas preciosas
Enviamos a los matones.
Que estas justas espresiones
Lleguen hasta el indolente,
I que esa sangre a torrente
Que derramó sin piedad
Cubra hasta la eternidad
Las sienes del gran valiente.
Por fin, tigres del infierno,
Abortos de la milicia,
El pueblo pide justicia
Asesinos del averno.
Si nada os hace el Gobierno
Tendreis de Chile el desdén,
I como Herodes tambien
Verán de noche tus ojos
Las victimas i despojos
De Iquique i no de Belen.