El crimen mas salvaje
en Limache se ha cometido
que tiene al pueblo enternecido
por lo horrendo del ultraje;
el criminal un pillaje
no ha omitido males
y hacer cosas de chacales
hasta hoy no conocidas
por almas tan pervertidas
solo propia de criminales.
José Correa se llama
el asesino en cuestión
que llegó de peón
a la Asienda Trinidad;
y éste con toda maldad
ultimó a sus camaradas
dándoles de puñaladas
de la más peor manera
cual incomparable fiera
con sus feroces zarpadas.
Las víctimas primero fueron
Pedro Mora y Alegría
y así con sangre fría
otras victimas siguieron
el nombre de estos fueron
Julio López y Silva Enrique
y otro que no se fué a pique
porque se escapó jabonado
del puñal de este malvado
como los perros de Pirque.
Cual fué el móvil de la fiera
apoderarse del dinero
robándole a sus compañeros
de tan sin igual manera,
que el alma y la faltriquera
arrancó con su puñal
en una forma tal
que deja helado a cualquiera
al asesinar de esta manera
este feroz criminal.
El primero Agilio Romero
con el agente Gonzaloz
fueron encargados tales
de aprenhender al carnicero;
y ellos fueron los primeros
en dar con el asesino
y anduvieron con buen tino
al encontrar al bribón
que acosado como león
Se encontraba el muy ladino.
Diremos para empesar
que Correr el asesino
pasó cojeando y sin tino
por la quebrada Escobar;
y a Retuca fué a parar
de donde lo devolvieron
sus aprehensores que fueron
en Limache victoreados
y por el pueblo aclamados
por la suerte que tuvieron.
La República se llama
la calle por donde pasó
el pueblo cita se dió
para ver la fiera humana;
se veían puertas y ventana
de personas atestadas
y de viejas que asustadas
exclamaban Dios nos libre
de ver pasar aquel tigre
con las manos amarradas.
Y lo pusieron maniatado
a la presencia del juez
Araos, que en esta vez
condenará al desalmado;
que de plano ha confesado
con el más grande cinismo
su sin igual salvajismo
y como el mal hace escala
a Juan Alvarez señala
asesino como el mismo.
Fué a la cárcel remitido
el reo incomunicado
después de haber declarado
lo que el lector ha conocido;
Juez y Secretario han sido
muy felicitados, por dar
orden de no regresar
sin traer el asesino
y al sargento limachino
un premio se debe dar.
Ha librado en un momento
a Limache el Juez severo
de ese tigre carnicero
de sangre humana sediento,
que pudo matar a ciento
con fiera facilidad
y llegar con su maldad
en otros hacer escuela
pues antes que calce espuela
que cese de su liberted.