Oye Plaza: ¡Yo quisiera
darte un abrazo bien fuerte,
porque tú a nuestra bandera,
la defendistes a muerte!
Tú, hallá entre todos los gringos
te portastes como bueno,
como valiente chileno
corristes como repingo!
Nosotros a cuatro manos
desde aquí te acompañamos
porque tu triunfo soñamos
como regüenos hermanos.
Mira RENEGRO querido
tan solo tú has defendido
nuestro sacro pabellón
que hartas veces fué vencido
con dolor de la Nación!
Es cariño sin revez
de éste sincero rotito
y que te arroja hermanito
el corazón a tus pies.
Tú supistes defender
nuestro orgullo sacrosanto
y hoy, Plaza, es nuestro deber
hacerte este humilde canto.
¡Tómalo pués hermanito
con esa sinceridad
que te lo manda el rotito
con esta franca hermandad.