DAVICITO GONZALEZ
Viaje del autor a Cabildo
COMENTARIOS DE SUS MILAGROS

  Por mera curiosidad
A Cabildo ultimamente
Me dirijí solamente
Juro por mi emfermedad;
Al sentarme a la verdad
En un carrito del tren
—¿A Cabildo va tambien?
Un cojo me preguntó;
—Si, señor, le dije yo,
Para allá marcha mui bien.

  —Yo, dijo un zunco del lado,
Voi a que me ponga mano.
— I yo, repuso un anciano
A hacerme moso apreciado.
—Yo tambien, dijo un pelado,
Voi a que me ponga el pelo.
— I yo, dijo sin recelo,
Una vieja hasta con tiña,
Voi a que me ponga niña
Ese anjelito del cielo.

  Luego un tullido llegó
Yo piernas voi a buscar,
Porque deseo bailar
El Dieziocho agregó.
Un sarnoso se asercó
Rascándose mui furioso,
A quitarme lo sarnoso
Voi donde el niño, nos dijo,
—I yo, replicó su hijo
A quitarme lo gangoso.

  Ciegos, cojos i tullidos,
Zuncos, viejos i zarnosos,
Ñatos, locos i gangosos,
Borrachos i otros heridos,
Todos, a fin, confundidos
En el tren pues nos marchamos,
En Calera nos vajamos
I allí un cúmulo de males
Juntóse para Gonzalez
I a Cabildo caminamos.

  Cuando nos desembarcamos
Inválidos solamente
Por todas partes realmente
Unicamente encontramos;
A todo campo alojamos
Porque en el alojamiento
Ya no habia cavimento
Asi es que a lo puro gallo,
Como para hacer ensayo
Dormimos sino les miento.

  Al otro dia siguiente
Fuimos donde Davicito;
Aquí va está lo bonito.
Aquel era un mar de jente,
Todo el dia ciertamente
En la apretura topié
Dos costillas me quebré
Teniendo al fin que seder
I mi entrevista con él
En otra Lira daré.

Imp. «El Debate» — S. Diego 291

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