Santiago, mui sorprendido
Habla con cierto alboroso,
Sobre un templo misterioso
Que hoi no mas se ha descubrido;
Un hombre mui conocido
De toda esta capital,
Como médico especial
Este templo administraba,
Era el fraile que allí estaba
I este es Ramon Escobar.
En la casa mencionada
Hai tres piezas de oraciones,
E imájenes en funciones
Que por él son adoradas;
Tambien han sido encontradas
Cuatro o cinco calaveras,
Dos escrituras enteras
Que tiene como misal,
El frai Ramon Escobar
I estas cosas son de veras.
Misas allí celebraban
Procesiones i novenas
I varias niñas mui buenas
De monjas se consagraban;
Los vecinos escuchaban
Ciertos himnos relijiosos
Que monjas i fervorosos
Cantaban, agregare,
i en otro verso daré
Estos cánticos preciosos.
Cuando ya fué descubierto
Este templo verdadero
En él se encontró al cordero
Del sacrificio, por cierto;
Cáliz i Custodia, advierto,
Habian en los altares,
Inscripciones i cantares
A la Vírjen del Carmelo
Que Escobar, aun sin recelo,
Tenia en ciertos lugares.
Irene Marchante vivia
Con este nuevo pastor.
La cual tambien con fervor
Orando pasaba el dia,
De las monjas que tenia
Solo a Maria Quinteros
I a la Marchant por primero
Solo han podido encontrar,
Pero ya tendrán que hallar
A las otras, así lo espero.
Este nuevo frai divino
Hace poco era casado
I ahora se le ha encontrado
Con la monja del destino
En su templo clandestino
Mil esposas ha tenido
Por engaño se ha sabido
Lo que se va averiguar,
I aun se tendrá que hallar
Un gran tesoro escondido.
Imp. «El Debates—S. Diego 291