José del Cármen Olave
I Baldomero Molina
Irán a la guillotina
Por un delito mui grave.
A estos dos, bien se sabe
Se une el reo Gonzalez,
Los tres en dias fatales
Cometieron mil salteos,
I hoi morirán los tres reos
Por sus hechos criminales.
Curicó mui consternado
Espera con sentimiento
Ver este fusilamiento
Que la justicia ha ordenado.
Los tres reos que he nombrado
Han sido facinerosos
I salteos alevosos
Han cometido talvez,
Por eso esperan los tres
Sus cadalsos afrentosos.
La justicia, finalmente,
Cumpliendo con su deber
Hará morir al que ayer
Fué un terrible delincuente.
La bala, precisamente,
Escarmienta poca cosa,
Una prision rigurosa,
I hasta el trabajo forzado
Pondrian coto al malvado
I no la muerte afrentosa.
Ahora hablarles espero
Sobre un drama sangriento
Que en un rato de contento
Ocurrió en el Matadero.
Donde la Olave, me infiero,
Se hallaba en grande algazara,
Blanca Castro se declara
Quien con uno enamoraba,
I a hacer lo mismo llegaba
Mas tarde un tal Luis Vergara.
Desde que Lucho llegó
Blanca olvidó al otro amante
I con él desde ese instante
Ningún trago mas bebió.
A bailar la convidó
Muchas veces el primero
Pero Blanca con «no quiero»
Solamente contestaba
Lo que a Escobar irritaba
En sumo grado, me infiero
Con el ponche, finalmente
Concluyó el jóven celoso
Por ponerse mas furioso
I a Blanca fué de repente
Enojado francamente
Sacó el jóven su puñal
Lucho, como es natural,
Por defender a su amada
Recibió él la puñalada
Cuya herida es mui mortal.