Tas, Tas — Mira, Pedro, abre la puerta
Que ya mui arrepentido
Vengo a ver mi Dios querido
En su gloria pura i cierta,
Mi alma ya casi muerta
Se encontraba, te diré,
Por eso me confesé
I el Papa me ha perdonado:
Limpio de todo pecado
Vengo a la gloria con fé.
Pedro.—Hombre, mucho me he
[admirado
Que hayas dejado el gobierno
De todo el maldito infierno
Donde fuiste arrojado.
Si el Papa te ha perdonado
Te diré por darte luz
Que él por tí en ninguna cruz
Ha muerto, pues, por salvarte;
I quien puede perdonarte
Es solo Cristo Jesus.
El diablo.—Pero el Papa autoridad
Tiene para perdonarme
I aun para condenarme,
Según sea mi maldad.
Como estoi absuelto ya
Dejémonos de esa historia,
Que ya el mundo con su escoria
He dejado mui contento;
Por este es que hoi me presento
Puro i sin mancha en la gloria.
Pedro.— Pero tú te rebelaste
Contra el Dios que te crió,
I éste mismo te arrojó
Al infierno que dejaste.
Como ahora abandonaste
Ese infierno sin recelo
Cuando eres el rei del suelo
I a decirte luego vengo
Que a cargo esta puerta tengo
I no entrarás al cielo.
El diablo.—Bueno que estais ente
[rado
I cuando a Jesus negaste,
Por nada te condenaste
I estuvistes a mi lado.
Hoi que vengo sin pecado
Porqué no hallo compasion,
Cuando con resignacion
Mil tormentos he sufrido;
I hoi que me admitan les pido
En la celestial mansion.
Pedro.—Miéntras yo sea portero
Tu jamas podrás entrar
En la mansion celestial
Donde está Dios verdadero.
Hacerte recuerdo quiero
Que abandonaste a Dios
Por ese mundo feroz
Donde con los condenados
Millones de desgraciados
Has atormentado vos.
El diablo.—Pero Pedro, el pecador,
Desde que ya se arrepiente,
Encuentra precisamente
A su Dios i Creador.
Cristo ha sido el Salvador,
De los hombres, bien lo sé,
I a todo el mundo diré
Que dejo con alegría
Por ver a mi Dios, hoi dia,
Ante el cual me humillaré.
Pedro.—Te diré que hablas en vano
Al cielo no entras tú,
Porque no tienes virtud
Ni conciencia de cristiano
A todo el jénero humano
Perdiste en el pecado
El cielo estuvo cerrado
I hasta el Cordero Divino
Murió, según me imajino
Por tí en la cruz enclavado.
El diablo.—Por fin, Pedro, caridad
Porqué no tienes de mí,
Cuando yo he venido aquí
Solo por Su Santidad.
El mundo a verme no va,
A verme mas en su seno
De todo pecado ajeno,
Ya estoi, pues, santo varon;
I en la celestial mansion
Puedo habitar como bueno.
Pedro.—Por fin, trato mas contigo
Yo no tendré ni un segundo
I ya puedes irte al mundo
Que Dios no será tu amigo.
Mas, condenado te digo
Que estás, i no quiero verte;
Márchate a ese abismo fuerte
Que por tu causa especial
Vino el pecado mortal
I vino el juicio i la muerte,
Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesia
Juan B. Peral ta
A. Prat 840