ACALORADA POLEMICA
ENTRE LOS CANDIDATOS MONTT
I RIESCO

  M.— Jerman, ¿querrias conmigo
hablar de tu supremacia?
Si me haces esta gracia
serás mi mejor amigo.
  R.— Pedro, no tengo por qué
en negarme a hablar contigo,
cata que yo soi tu amigo
manda i obedeceré.
  M.— Gracias, por tu cortesta,
hablemos sobre elecciones:
¿cómo andan tus campeones
en la batalla de hoi dia?
  R.— Mis campeones estan
trabajando con ahinco
i dicen que a este linco
al Poder lo llevarán.
  M.— ¡Pobre Jerman! en los rotos
no hai que tener firmeza
porque a veces por cerveza
éstos entregan sus votos.
  R.— Mis rotitos son mui pocos
los mas son buenos obreros
sus jefes no son loqueros
ni los electores locos.
  M.— Ese es un gran disparate
que has hablado en realidad,
porque yo por caridad
cuido la Casa de Orates.
  R.— Por caridad yo infiero
que haces la administracion,
pero tambien la nacion
te paga i con buen dinero.
  M.— Para mí es mui secundario
el dinero, i mui inútil
mas trabajo por ser útil
hasta del mismo adversario.

  R.— Lo creo, i por conveniencia
hoi te veo trabajar
i llegar a reventar
por ir a la Presidencia.
  M.— Tú tambien has trabajado
no mui poco, me parece,
pero nadie ya te ofrece
su concurso en el Estado.
  R.— Así dicen los montinos
(o los tizones quemados)
porque ellos son ayudados
por ingleses i arjentinos.
  M— Hablas como caballero
porque mi triunfo alcanzado
lo debo al pueblo ilustrado
a la innata flor del clero.
  R.— ¡Ola, Pedro! qué cinismo
que un liberal de primera
lleve en brazos la bandera
de todo el oscurantismo!
  M.— Mucha honra es para mi
que sea yo el escojido
de la iglesia i su partido
para luchar contra tí.
  R.— Hablastes como un poeta;
que tu honra sea sola
para ponerte una cola
igual a la del cometa.
  M.— Colearme: ¡qué pretension!
tienen mis competidores
si ciento ochenta electores
ya asegura Pedro Montt….
  R.— Si el ruido es mas que las
                                    [nueces
i no encuentras electores.
Puedes buscar cien traidores
i ochenta gauchos e ingleses.
  M.— Dos veces me has nombrado
los ingleses i arjentinos;
¿qué dirán los santiaguinos
de lo que me has imputado?
 R.— Que dirán, cuando tu fama
conocen los ciudadanos
que tu influencia a los cuyanos
dio la Puna de Atacama.
  M.— Verdad que en la comision
no fuí, pero te diré,
que en ese caso salvé
de peligro a la nacion.
  R.— Por peligro los terrenos
de nuestra patria entregaron
con esto, se deshonraron
tú, i todos los chilenos.
  M.— Tu adulacion en vijencia
no te dará gran provecho
ni tampoco tu despecho.
te dará la presidencia.
  R.— Los actos de Loncomilla
según yo llego a creer
que te darán el Poder
y en el pais una silla.
  M.— Tus recuerdos no sinceros
ya me tienen ostigados
i el pais bien se ha informado
de tus gritos patrioteros.
  R.—¡Me tildas de patriotero!
Mas patriotero sois vos
que el año noventa i dos
sitiastes al pais entero.
  M.— Por fin, Jerman, ya veremos
quién va a ser el elejido.
para despues te convido
que sobre esto mismo hablemos.
  R.— Por fin, amigo «tizon»
vámonos sin garroteros
salude a los carboneros
i jotes de la nacion.

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