Cuando ya se entrega al vicio
El hombre, es un sinvergüenza,
En su bienestar no piensa
I ni de sí mismo hace juicio.
Por esa embriaguez maldita
Pierde el sér su intelijencia
No quiere oir su conciencia
Que dia a dia le grita,
I con su voz infinita
Le está mostrando el suplicio
Pero aquel no le hace juicio
Quiere perder su buen nombre
I pena dá ver al hombre
Cuando ya se entrega al vicio.
El que quiere neciamente
Concretarse a ser borracho
Por casa agarra el despacho
I por obra el aguardiente.
El bebiendo alegremente
Pasa la semana estensa
Luego la otra comienza
I él no le da soga al vaso
I en llegando ya a este paso
El hombre es un sinvergüenza,
Si es casado e hijos tiene
Todos quedan pereciendo
Pero no importa, en bebiendo
El con licor se mantiene
Mas a su casa no viene
Aunque el hambre ya le venza
Trago ninguno dispensa
De cuanto le dan recibe
Porque el que borracho vive
En su bienestar no piensa.
Calle arriba i calle abajo
Se ve andar al harapiento
Pero loco de contento
Aunque parezca estropajo.
Si un trago en vez de trabajo
Le dan, es un gran servicio,
Por pagar el beneficio
Puede andar el pueblo entero
Porque estando de esquinero
Ni de sí mismo hace juicio.
Por fin ruego al mas vicioso
Que medite ya lo escrito
I deje el vicio maldito
Que lo mantiene andrajoso.
Honor, buen nombre i reposo
No halla en el vicio, es verdad,
I aun su felicidad
Nos agrega la esperiencia,
Solo encuentra en la abstinencia
Madre de la sobriedad.