Una muchacha malvada
Llamada Luisa Idauzon
Envenena sin razon
A su madre idolatrada;
Por otra fué aconsejada
A cometer esta escena
La pobre niña serena
Sin comprender lo que hacia
En el alimento un dia
A su familla envenena.
Vidrio molido le echó
Luisa un dia a la comida
I a su familia querida
Con esto la envenenó;
Cuando la madre notó
El caso que le ocurria,
Dió parte a la policía,
I esta a la niña aprehendió
La cual todo declaró
Con la mayor sangre fría.
La miserable mujer
Que a la niña aconsejaba
Tambien, pues, se le apresaba
Prontamente al parecer.
El juez las hará entender
Catigándolas despacio
Hoi yo por falta de espacio
No seguiré en este drama
Cometido en la Lizama
En la calle San Ignacio.
Ahora les voi a hablar
A mis lectores amados,
Sobre quince sentenciados
Que hai a muerte sin faltar
Nadie pues ha de olvidar
La terrible fechoría
Que en la Penitenciaría
Ocurrió el año pasado
Cuyo hecho desgraciado
Fué una gran carnicería.
Los principales autores
De aquel hecho criminal,
A la pena capital,
Son sentenciados, señores,
Bien pronto los malhechores
Con su sangre lavarán
Sus delitos, ya verán
En los bancos desgraciados
Muriendo al fin fusilados
Sus delitos pagarán.
Por fin el pais entero
Ya no quiere presenciar
Ese crímen singular
Del cadalso horrible i fiero
Venga el indulto primero
I no el banco desgraciado;
Sé que el trabajo forzado
Da mas frutos al pais
I es mejor que el infeliz
Trabaje aunque esté encerrado.