A mi público lector
deseo ahora contar
un delirio mui curioso
que acabo de esperimentar.
Apenas me recosté
anoche en mi cama yó
una ordenanza llegó
a mi lecho les diré
hombre me dijo i se fué
el gobierno mi señor
me manda aquí por mejor
para salir de un apuro
i esto a contar voi seguro
a mi público lector.
Despues de pensar un rato
me levanté de repente
i a casa del presidente
me marché medio insensato
allí el gobierno mui grato
luego me salió a encontrar
yo lo he mandado llamar
me dijo, con gran contento,
i a mi público este cuento
deseo ahora contar.
Señor, luego me agregó
el gobierno está a mi cargo
i yó quiero sin embargo
que me acompañe esclamó,
en qué puedo servir yó
le dije mui tembloroso
en un ministerio honroso
o sea del Interior
i es este pueblo lector
un delirio mui curioso.
De ministro contesté,
si señor, me dijo luego
i yo no quedo en sociego
si esto no acepta con fé,
ya el decreto publiqué
con el que pude nombrar
a usted amigo sin faltar
de ministro del estado
i esto es el puesto elevado
que acabo de esperimentar.
Cuando ya me convencí
que yo era un gran ministro
por el sobaco un rejistro
hice i algo recojí
luego al pezcueso me fuí
donde otros muchos por suerte
hallé entonces alerte
como ministro completo
condené por un decreto
todos los piojos a muerte.