Tus ojos bella morena
No se cansan de mirarme,
En lugar de consolarme
Me dan tristeza i mas pena.
Vida mia, quién pudiera
En mi pecho colocarte,
Para con ánsias buscarte
Cosa que me divirtiera;
De tu cuerpo yo quisiera
El manjar que nunca llena,
Aunque al hombre envenena
Lo apetece i con razon;
Hieren a mi corazon
Tus ojos, bella morena
Si me dieras el manjar
Te prometo sin engaño,
Comerlo todito un año
Yo sin poderme llenar;
Hermosísimo nacar
Si quisieras, puedes darme,
Tal vez para alimentarme
Te vistes de blancos tules;
Esos tus ojos azules
No se cansan de mirarme
¡Ai, quién tuviera la suerte
Tomar la fruta sabrosa,
Que tienes niña amorosa
Donde me alegro de verte;
Aunque sepa que es mi muerte
Yo no podré separarme.
I qué ganas con negarme
Lo que aquí te estoi pidiendo;
Me sigues entreteniendo
En lugar de consolarme.
El hombre por la mujer,
O mas bien por el amor,
No teme a ningún temor
I se entrega al padecer;
Cuando viene a conocer,
El mismo amor lo encadena
Huyendo de aquella escena
El Cupido se le humilla;
Tus ojos, bella chiquilla
Me dan tristeza i mas pena.
Al fin la mujer señores
Ha sido en toda ocasion,
De los hombres perdicion
Dicen los sabios autores;
I los que tienen amores
Con alguna bella ingrata,
La desgracia no dilata
En llegar, i a tí te embrome
Porque aquél que mucho come
El mismo manjar lo mata.
Nota: verso publicado por El Poeta de Chillán, ver.