Oh, compañeros y hermanos

  Oh, compañeros y hermanos
de la cruel explotación:
Estrechemos nuestras manos
con fraternal emoción.

  E inclinando la cabeza
dejemos correr el llanto
que hace vertir la tristeza
con terrible desencanto:

  Lota, el viejo mineral
que el carbón copioso encierra,
que es luz y calor vital
cuando está sobre la tierra.

  Es traidor, falaz y fiero,
si la crueldad lo destina,
con el valiente minero
que lo extrae de la mina.

  Y así el 5 de Octubre
en el pique de San Juan,
el grisú de muerte cubre
a todos los que allí están.

  Muchos mineros cayeron
bajo la llama fatal
y treinta hermanos murieron
en llamarada infernal.
  ¡Treinta familias sin jefes,
treinta familias al azar
treinta hogares sin el eje
que gane para el hogar!
  La madre llora al hijito,
la esposa llora al esposo
y el hijo llora al papito
qué trance más angustioso!
  Un minuto de silencio, hermanos,
con sinceras emociones
y estrechemos nuestras manos
unidos los corazones.
  Y aferrados al anhelo
de un día de redención,
enlutemos nuestro suelo
en un abrazo de unión.

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