Señores, está temblando
de indignación mi alma entera
al recordar el nefando
crimen del Tucho Caldera!
Los hechos, según lo sé,
pasaron de esta manera,
por la ambición torpe y fiera
que luego demostraré:
En San Felipe vivian
dos hombres considerados
como buenos camaradas.
que juntos en sus jornadas
trabajaban enlazados
en los negocios que hacían.
Era el uno tinterillo
y el otro era un buen tendero,
un “bobre turco” parlero
que con acento sencillo
vendió el “beine” y el cepillo,
la “beineta” y el jabón;
y con cuya profesión
logró juntar mucha plata.
(que al Tucho lo enloquecía
y lo hizo meter la pata).
La cuestión la meditó
el Tucho, profundamente,
para hallar lo conveniente
para hacer lo que pensó
y atraparse del dinero
de su mandante legal,
para hacerse un caballero
con ajeno capital,
iluminada su mente
por los designios del mal.
Fraguó su plan, solitario,
e impulsado por Luzbel,
desarrollo su papel
en el plan más sanguinario
que su mente concertó,
A su hija casadera
por frande la hizo casar
con el pobre turco Amar,
sin que éste lo supiera…
y a un notario sobornó.
Imp. CAUPOLICAN.—M. Rodriguez 1044