En una celda encerrado
en visperas de morir
hoi me pongo a escribir
a mi pais tan amado.
No con poco sentimiento
tomo la pluma en mis manos
para darle a mis hermanos
mi adios en este momento.
A Dios le pido el aliento
que en mi espíritu ha faltado
para estar mar resignado
con mis grillos i cadenas
i pasar sólo mis penas
en una celda encerrado.
Cuando sé que fuí yo mismo
el que a Canessa dió muerte
lloro de mi mala suerte
i me encierro en un abismo.
Sé que fué grande el cinismo
con que acometí, es decir,
esa trajedia tan vil
que me tiene en el tormento
i de ello me arrepiento
en visperas de morir.
No solo a Valparaiso
sino al pais enrero
pido de un modo sincero
me perdone de improviso.
Ya yo no estoi indeciso
que del mundo he de partir
i dejaré de existir
en un banquillo feroz
i para darles mi adios
hoi me pongo a escribir.
Por el vicio solamente
yo di muerte al italiano
i ese crímen inhumano
pagaré, precisamente.
Conozco, efectivamente
que soi un sér desgraciado
porque nadie se ha apiadado
de mí, aunque no merezco
i este favor agradezco
a mi pais tan amado.
Por fin, mi carta termino
pidiéndoles a mis parientes,
amigos i descendientes
olviden a este asesino.
Yo al sepulcro me encamino
con todo resignacion
rogándole a mi nacion
tenga compasion de mí
porque lo que cometí
borro con mi ejecucion.