El iris de la abonanza
En el espacio azulado
Ahuyenta la tormenta
Luego que se ha presentado.
Ruje el leon en la montaña
El lobo en el monte ahuya,
La paloma triste arruya
Cuando la lluvia le baña.
El trueno con voz estraña
Brama desde lontananza
Siendo el mundo que avanza.
La tempestad aun mas ruin,
Presentándose, por fin,
El iris de la abonanza.
Si la lluvia no se ahuyenta
Triste la tortola jime
I el ser viviente se oprime
Al ver que el agua acresenta
De los jardines se ausenta
Hasta el olor perfumado
El cielo oscuro i nublado
Triste se muestra tambien,
I solo nubes se ven
En el espacio azulado.
El rayo devastador
Vibrando cruza la tierra
I el trueno con voz que aterra
Causa tristeza i dolor.
El huracan con valor
En el mundo se presenta
Con su fuerza corpulenta
Todo la arrasa ademas,
Pero el iris de la paz
Ahuyenta la tormenta.
Apenas el sol precioso
Se cierne sobre las flores
Estas cobran sus colores
I el campo se muestra hermoso
De nuevo vuelve el reposo
Sobre el mundo acongojado
El jardin engalanado
A perfumes se reduce,
I el sol todo esto produce
Luego que se ha presentado.
Por fin, amados oyentes,
Disculparán si he faltado
Este verso que he cantado
Ante de los concurrentes.
Los arroyos i las fuentes
En tiempo de primavera
Son hermosos de manera
Gracias al sol reluciente,
Tambien mui resplandeciente
Se ve el campo i la pradera.
Es propiedad del autor.—Se prohibe la reimpresion de estas poesías
Juan B. Peralta
Galvez 635