Adúltero y asesino

  Un individuo casado
Que ha engañado a una muchacha,
Porque ella lo ha abandonado
De un balazo la despacha.

  Este caso ha sucedido,
(De ello me encuentro bien cierto)
Allá en el vecino puerto
En poco tiempo corrido.
Este hecho, si no olvido
Así se ha desarrollado:
Hallándose mui templado,
Movido por el demonio,
Volvió a contraer matrimonio
Un individuo casado.

  Supo la chica que el tuno
Era casado i…… abur
Se le arrancó para el sur
Sin escrúpulo ninguno;
Halló a su tio don Bruno
Que de verla no se empacha,
Y con él la vivaracha
Se regresa a su destino.
Se ve, pues, al mui ladino
Que ha engañado a una muchacha.

  Estaba con todo gusto,
En su casa mui segura,
Dedicada a la costura
Sin sospechar que el injusto,
Le hiciera pasar el susto
Que poco despues le ha dado.
Dentró éste desesperado,
Exijiéndole cariño,
Llorándole como un niño
Porque ella lo ha abandonado.

  Ella le dió sus razones
Con grande desinteres,
Diciéndole que talvez
A sus torcidas acciones
Su tio les dé pregones.
Este argumento sin tacha,
Que cortaba como un hacha,
Lo desesperó al indino
Y adúltero i asesino
De un balazo la despacha.

  ¡Nadie está libre! i el que habla
Como sabe si algún dia
Hace alguna tropelía,
¡Para qué andamos con cabla!
Sobre corpulenta tabla
Y con tinta refuljente
De toda cárcel al frente,
Existe este sobrio escrito:
«Tener horror al delito,
Compasion al delincuente»

       PANCHO ROMERO.

Imprenta Estrella de Chile, Sto. Domingo, 47

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