EL JUICIO
SOBRE LOS HOMBRES.

  Triste se verá el mortal,
Relámpago inesperado,
Se levanta a ser juegado
De su polvo sepulcral,

  Llegará el dia horroroso
Y el fin de la última guerra,
Donde temblará la tierra
Con un ruido estrepitoso;
Se mecerá sin reposo
Todo el globo universal
Y un gran fuego natural
Le cubrirá con su llama,
Y al ver que la faz se inflama
Triste se verá el mortal.

  Brotará fuego del suelo
Que quemará a los nacidos,
Y los astros encendidos
Surcarán el vasto cielo.
¡Dios mio! qué desconsuelo
Se verá en todo lo criado
Cuando el mundo esté abrasado
Con horrendo sacrificio
Del voraz fuego del juicio
Relámpago inesperado.

  La trompeta sonará
Con un eco aterrador
Y el resonante estridor
Por todo el orbe se oirá;
Su son nos impulsará
A que seamos presentado
Ante el tribunal sagrado,
Y por natural derecho
El que está en tierra deshecho
Se levanta a ser juzgado.

  Los míseros moradores
Todos serán destruidos
Y en pavezas convertidos
Seremos los pecadores;
No servirán los clamores
En aquel dia final
Y de la tumba fatal
El cadáver que está en calma
Saldrá a unirse con el alma
De su polvo sepulcral.

  Por fin, tenemos que ver
Al Señor y los querubes
Intentar sobre las nubes
De su gloria descender.
Con infinito poder
El Juez severo y airado,
Despues de que haya premiado
A todas las almas buenas,
Preparará las cadenas
Del averno al condenado.

       J. M. Plaicoa.

Estos versos son propiedad del autor, quien perseguirá conforme a la lei al que los reimprima.

61 – Imp. Vicuña Mackenna.

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