La conversion de María
Magdalena

  Jesús se le presentó
A Maria Magdalena,
Ella tranquila i serena
Sus placeres olvidó.

  Magdalena un dia estaba
En un balcon dispertino,
Cuando en un bosque vecino
Mucha jente divisaba;
Hácia ella caminaba
El grupo que distinguió,
Adelante un jóven vió
Que conversaba contento,
I a ella en ese momento
Jesús se le presentó.

  El maestro una mirada
Mui dulce le dirijió,
Ella pues, encaminó
A su salon, perturbada;
Terrible fué su llegada
Por Dios en hora buena
Con voz tranquila i serena
Le habla de conversion,
Prometiéndole el perdon
A Maria Magdalena.

  Desde entónces la doncella,
La preciosa encantadora,
Se cubre i a Dios adora
Sin dejarse ver que es bella;
Sus damas marchan con ella
Enveladas que dan pena
Donde Jesús, Magdalena
Llega al fin i hace oracion,
Obteniendo allí el perdon
Ella tranquila i serena.

  Despues que ya le regaba
Con lágrimas de dolor
Los piés a su salvador,
Contenta se retiraba;
Uno en el acto observaba
La pecadora lloró,
El maestro contestó:
Debemos tener consuelo,
Porque buscando ella el cielo
Sus placeres olvidó:

  Boanergui al fin llegó
En esa misma mañana
A cantar a su ventana;
Pero a la dama no halló.
De pena se desmayó
El infeliz amador;
Un dia el pobre cantor
A Magdalena encontró,
I ella lo menospreció
Por seguir al Salvador.

       JUAN BAUTISTA PERALTA.—Calle Huemul 34.

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