Acuña pide perdon.

     Perdon, Dios omnipotente
     Que perdonas los pecados;
     Perdona a este hijo malvado
     Que a su padre dió la muerte.

  Con grillos i con cadena
Estoi en el calabozo:
Tén piedad, Dios poderoso,
De mi terrible condena.
Lloro con profunda pena
I contrito penitente
Imploro a mi Dios clemente
En este trance fatal.
A mi madre hice llorar:
Perdon, Dios omnipotente.

  Desde aquel tremendo dia
Que me encuentro encadenado,
En mi prision encerrado
Lloro la desgracia mia.
I con pertinaz porfía
En mi cerebro estraviado
De aquel crimen tan odiado
Abrigo el recuerdo cruel,
Piedad! oh Dios de Israel
Que perdonas los pecados!

  Cuánto me pesa en la vida
Accion tan desapiadada!
En mi se encuentra grabada
La marca del parricida.
Mi existencia envilecida
Al abismo me ha arrastrado
Donde seré castigado
Con afrentosa condena.
Oh Dios, que mirais mi pena,
Perdona a este hijo malvado!

  Tengo el corazon partido
I canales son mis ojos:
De las lágrimas que arrojo
Podria formarse un rio.
Estoi tan arrepentido
I mi dolor es tan fuerte
Que como un don de la suerte
Espero la hora postrera
En que este mal hijo muera
Que a su padre dió la muerte.

  Al fin, madre idolatrada,
Perdona a este miserable
Cuyo crimen execrable
Te hace tan infortunada.
Ya sobre mi levantada
Está con fuerza feroz
La mano ruda i atroz
De la justicia severa.
El sacrificio me espera:
Adios, madre, adios, adios!

       JUAN DE DIOS PERALTA.
       Impreso por P. Ramirez.—Echáurren, 6.

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