El soltero nunca espere
Matrimonio contraer,
Si respecto a su mujer
No ha de cumplir sus deberes.
Tienes todos los poderes
Para ser matrimoniado,
I tú mismo la has buscado
Conforme a tus intereses:
¿Por qué entónces la aborrces?
Pregunto al hombre casado.
Acuérdate, Salvador,
Del crímen que cometiste,
I ahora de negro viste
La gran fama de tu honor
Quizá sin ningún temor.
A esa hora te cegaste,
O de Dios no te acordaste
Si acaso estabas curado.
Hombre de sentido aguado,
¿Por qué a tu mujer mataste?
Que Dios te libre, Farías,
Si te llegan a pillar,
De que no te hagan pagar
Con esa tu amable vida!
Pues te hicistes homicida
Cuando menos lo pensaste.
¿Por qué no reflexionaste,
Si alguna rabia teías,
Para no quitar la vida
A quien tanto acariciaste?
Recordarás, hombre indigno,
Que a tu mujer ultimaste,
I su cabeza cortaste
Con espíritu maligno.
Hicistes el desatino
Mas grande de este poblado,
I quizá no has recordado
A tu esposa tan querida,
A quien tanto apetecias
Antes de haberte casado.
Al fin, al pueblo alarmaste
Con ese crimen horrendo,
I eres reo del infierno
Porque a tu mujer mataste.
Al demonio te entregaste
Con todo tu corazon,
I de Dios no habrás perdon
Al tiempo de fenecer,
Por matar a tu mujer
Con tu mano de dragon.
Nota: para esta décima se usó una tipografía mayor lo cual dejó fuera la cuarteta inicial. Creemos que es una décima glosada y esta es la cuarteta que no enuncia:
Pregunto al hombre casado.
¿Por qué a tu mujer mataste?
A quien tanto acariciaste
Antes de haberte casado.