En Santiago un peluquero,
El contar esto dá pena,
Por culpa una picacena
La dió muerte a un escobero.
Esto fué de dia claro
En la calle de Escanilla
Donde habia una pandilla
I de nadie tuvo amparo.
Este asombro ha sido raro,
Estando en su juicio entero,
Tomó un afilado acero,
Que tanto me admiro yo
Hasta que lo asesinó
En Santiago un peluquero.
Hombre de tan mala entraña
Que con intento atrevido,
Matar a su conocido
I de su sangre se baña.
Acabar esta cizaña
No puede la gracia plena,
Esperará la condena
Del Código preparada;
Dándole de puñaladas
El contar esto da pena.
En el distrito Arenal
Sucedió dicha desgracia,
Yo no sé con qué eficacia
Labran a menudo el mal,
¡Oh! qué punto tan fatal
Con corazones de hiena,
Este labró su cadena
Causa su mal intencion;
O diez años de prision
Por culpa una picacena.
Cuatro heridas bien mortales
Fueron las que le pegó,
El doctor lo examinó
I las cuatro eran iguales.
Llegaron los policiales
Tomando aquel mal barbero,
I lo amarraron sebero,
I allá en la comisaría,
Un sarjento le decia,
Le dió muerte a un escobero.
Al fin, está el malhechor
En la cárcel acusado,
Con testigos que han jurado,
Que lo hayan visto es lo peor.
De la justicia el rigor
La vida no mas le embarga,
Es la mas pesada carga
Sin poner otro pretesto;
Tiene que pagarla presto
A la corta o a la larga.