Pasaba yo cierto dia
mui triste i meditabundo
porque nada, nada èn el mundo
hácia éste me atraia.
Al pasar por un verjel
quiso Dios que de improviso
bajara del paraiso
un ánjel, forma mujer.
Desde ese momento ajita
mi corazon dulcemente
el amor que mas ardiente
me lo inspira Margarita.
Esta historia que en ausencia
quisiera mi bien contarte
verias mas evidencia
con que poder retratarte.
Dejarélo para entonces
si mi dicha a mí me sube
i me suspende a las nubes
con tu corazon de bronce.
Para decir que es divino
el ánjel que a mí me abate
¿es solemne disparate
detenerme en el camino?…
Pues es tanta su hermosura
de su dulce miel de palma
que el gusto me llega al alma
de cierta ingrata ventura.
I digo que siento amarga
por amar a Margarita
amarla a ella solita
i no saber que me salga.
Yo siempre tuve arto miedo
de presentar mi advedrio
ahora que estoi vencido
el dominarme no puedo.
Por compasion te suplico
no me atormentes mas tiempo
porque a sufrir no me esplico
como aguante sin tu ejemplo.
Estos versos, Margarita,
que te dejo en el papel
son recuerdos que te deja
tu amiguito Rafael.
Si Margarita me ama
amargamado estaré
pero si ella no me ama
amarga la encontraré.
Mas si acaso ella inflama
en mi corazon la amaré
amargo amado serè
ni con migo se amargama.
Si ama, a garita me lleva
me llevará bien ganado
como Adan se llevó a su Eva
i vivió siempre a su lado.
Asi tan bien enlasado
serè quizas dulce amado
como fambien amasado
quedaremos margamados.
Para probarte que pienso
en mi querida amargama
convidame vos con cama
para gozar de tu lienzo.
Yo siempre la encontraré
deliciosa e inesplicable
por eso te suplico me hables
cuando amargamado yo esté.
No creas que yo te obligue
a cederme en sacrificio
hacedme vos el servicio
si deseais que yo prodigue.
I si ested pues me amargama
la pura verdad diré,
aquí sentado en su cama
mis versos le contaré.
Tambien gosé del favor
de haber dormido en su cama
por eso mi deseo te clama
le concedas otro honor.
Si ya gosè de tu cama
hacedme el otro favor
que mi deseo te clama
le concedas el honor.
Te diré pues Margarita
para salir de cuidado,
que mas discurre un hambriento
como dicen, que un letrado.
I si estos versos, hijita,
son dichos de corazon
¿no creyeras, Margarita,
en mi indecible pasion?
Si te hablo, pues, Margarita
i no merezco atencion
trasmito en esta version
como si fuera cartita.
En fin, así por lo menos
te gustará la version
i del que escribe el veneno
de la dulce sensacion.
De miedo que Margarita
no me desprecie por flojo
concluyo aquí mi cartita
que mitigue sus enojos.