Eres peregrina rosa,
Eres de la mar sirena;
Eres del campo azucena,
Eres gallarda y hermosa.
Cada vez que miro y veo
Esa tu rara hermosura,
En mi alma un dolor apura
Al no hallar vuestro recreo;
Tú eres mi mayor deseo
Y el valle donde reposa,
Tu vista bella y dichosa
Ahuyenta mi amargo duelo,
Del jardin de mi consuelo
Eres peregrina rosa.
Sublime naturaleza
Es la prenda de tu amor,
Donde persiste el candor
Que anida vuestra belleza;
Atesora tu pereza
Al jerminar en mi pena,
De mí quitas la cadena
De amor con que me aprisionas,
Y en el preludio que entonas
Eres de la mar sirena.
Presumo en tí sea el mundo
Un brillo en tu pensamiento;
Consiste tu nacimiento
A tu carácter fecundo;
Eclipse donde me fundo
Hasta pisar en la arena;
Cautivo de quien me ordena
He de ser de tus amores,
Entre el tumulto de flores
Eres del campo azucena.
Soi a mi razon cumplida
Para que torne halagüeño
La dulzura de mi sueño
En la esencia de mi vida;
Cual si viera tu partida
Sobre la senda olorosa,
Persona y vista preciosa
Hacen un cielo efectivo,
Y en tu mirar espresivo
Eres gallarda y hermosa.
Al fin, pues, precioso encanto,
Calma el duelo que te asombra;
Al gozo que no se nombra
Por la que yo peno tanto;
Pone en mi pecho tu llanto,
Yo te doi esa franqueza;
Humana eres y así empieza
Tu infantil niñez notó,
Que sin ponderarte yo
Te hizo el cielo esta fineza.