Prometo hacer relacion
con exactitud de gringo
de la lucha que el domingo
hubo en esta poblacion,
entre una corporacion
de tres viles criminales
i unos cuantos policiales
de los mas bravos que hai,
en el barrio de Yungay
i en callejuelas rurales.
Sabrás atento lector
de que estos tres solamente
faltaban al Intendente
para concluir su labor;
andaba a su alrededor
la dispierta Policía
i aunque se les conocia
no se les podia hallar
porque huyeron del hogar
como medio mes hacía.
Como toda infame danza
deja siempre un derrotero
de esta fué el carretonero
que les hizo la mudanza;
aunque con poca esperanza
buscaron al hombre aquel
llamado José Miguel
que es todo lo que se supo,
hasta que por suerte cupo
que pudieran dar con él.
El sábado cayó preso
i con harta dilijencia
el Prefecto a la Intendencia
fué a dar cuenta del suceso;
como a las cuatro fué eso;
salieron quince soldados
a las doce i mandados
por don Oscar Gacitúa
i a sostener la garúa
unos tres comisionados.
Los bandidos habitaban
una casa con tres piezas
i soñando en sus proezas
a pierna suelta roncaban;
en la del fondo guardaban
un magnifico caballo
para arrancar como el rayo
cuando se hubiese de huir;
las otras para dormir
mientras no llegaba el fallo.
En un patio al interior
habia una honda noria
en donde pasó una historia
que llenará de estupor.
Cuando comenzó el tambor
el domingo en la mañana
a dar el toque de diana
en el primer batallon
llamado “Constitucion”,
dió principio la jarana:
Un piquete numeroso
como de nueve o de diez
se fué a resguardar los piés
por un camino taotuoso;
el otro grupo afanoso
como de seis fué a la puerta
ellos estaban alerta
porque oyeron movimiento
i al acercarse, al momento
principiaron la reyerta.
Pelearon como una hora
ellos la fuga fraguando
i la Autoridá atacando
con valor i sin demora;
cuando ya vino la aurora
el jóven Galo Mosquera
como valiente que era
subió sobre la muralla,
pero allí habia un canalla
que bala en boca lo espera.
Saltó el bandido de gozo
porque lo creyó matar,
Galo al quererlo agarrar
se cayó con él al pozo;
de este modo milagroso
aunque herido mortalmente
Mosqueira dejó impotente
al mas feroz salteador,
mientras seguia el rigor
con los otros dos de frente.
Al ver la situacion cruel
uno, Epifanio Jofré,
en su estrella puso fé
i subió sobre el corcél;
para hacer bien el papel
se puso luego un kepí
i para arrancar de ahí
la puerta abrió de repente
i salió como un torrente
creyendo escapar así.
La Policía con celo
le disparó una descarga
i del caballo a la larga
se vino rodando al suelo;
se ha escapado por un pelo
de morir en ese asomo
porque el pedazo de plomo
se le metió en la cabeza
sin romper ninguna pieza
lo que no se esplica como.
El otro al verse rodeado
i con la puerta espedita,
de aquella casa se quita
i se salta a la del lado;
hasta ahí fué acorralado
sin que se quisiera dar,
hasta que ya en un pajar
rendido por el cansancio
al terco Jofré Constancio
lo pudieron capturar.
Esos tres mancitos seres
fueron despues amarrados;
estaban acompañados
ademas por dos mujeres;
según ciertos pareceres
se metieron en la lucha;
su resolución fué mucha
para poder combatir,
i así tubieron que ir
los cinco a la cachucha.
Fueron heridos al cabo
combatiendo como noble
el comisionado Roble
i el comisionado Bravo;
pero sobre todo alabo
a Mosqueira sin rival,
quien del balazo fatal
que Antonio Sanchez le dió
el mismo dia murió
sufriendo, en el hospital.
Ya en el Club de la Union
a favor de los guardianes
con meritorios afanes
se ha hecho una sucricion;
don Larrain Plaza Ramon
que es bastante conocido
seis mil pesos ha reunido,
para empezar está bueno;
las fieras estan con freno
i tendran su merecido.