Un renombrado colega
i sabio poeta español
que en su tiempo fué un farol,
Don Félix López de Vega,
escribiendo por entrega
con mucho injenio i talento,
vino a hacer esperimento
de que al año bien contado
no habia en limpio ganado
ni siquiera el alimento.
Creció bastante su zaña
al ver que Felipe Castro
que era solo un poetastro
i de la peor calaña,
se hacia rico en España
escribiendo bagatelas.
que compraba carretelas,
buenos coches i caballos
que pagaba seis lacayos
i vestia ricas telas.
Al golpe se puso a hacer
muchos versos a peceta
por lo cual otro poeta
me lo qui[z]o reprender;
—amigo como ha de ser
dijo Lopez con disgusto,
si el vulgo me pago, es justo
aunque me llames farruto,
que tenga que hablar en bruto
para poder darle gusto.
Aquel poeta inmortal
tuvo la razon de sobra
pues con su nueva maniobra
ganó de plata un costal;
escribió sin son ni sal
pero vendió por destajo,
escribió en estilo bajo
pero se ganó un millón
aunque su reputación
fué a parar al rio Tajo.
¿Cómo hai jente, me pregunto
en esta tierra de Dios
que en vez de polvos de arroz
compran una caja de unto?
que lo hagan los que ni el punto
le conocen a la i
eso se comprende, si
pero otra clase de jente
es algo tan sorprendente
que solo se observa aquí.