En el pueblo la Serena
entre unos cuatros galeotes
mataron a un sacerdote
con la crueldad de una Hiena;
la victima estaba ajena
a tamaña desventura;
su morada era segura
en la calle de Vicuña
parecia que la uña
no haria ahí travesura.
Mientras de manera cierta
dos adentro penetraban
los otros dos se quedaban
de centinela en la puerta
para dar la voz de alerta
en caso que vieran jente;
el principal delincuente
mui despacito se mete
i le dió con un machote
un rudo golpe en la frente.
Ya con su rostro sangriento
i por mas que el cura brama
lo arrastraron de la cama
al suelo del aposento;
recibió en ese momento
en el cerebro otra herida
i otra peor para la vida
al lado atras de la oreja:
la estera estaba vermeja
con tanta sangre vertida.
A las seis de la mañana
se fué la partida ingrata
se robó, por no hallar plata
un buen reloj de campana;
no supo la guardia urbana
ni una letra del asunto
hasta que el pueblo junto
se reunió consternado
donde se hallaba botado
el Cura casi difunto.
La policía se apresta
para pillar los autores,
en los caballos mejores
recorre el plan i la cuesta;
la víctima es Andres Jesta
de edad como de ochenta años
hombre de bien, sin engaños
sacerdote verdadero,
por robarle su dinero
lo han hecho tan grandes daños