Ayer en un carro urbano
Causó un asombro cinsero
Ver subir a un caballero
Con el pájaro en la mano.
Vei a contar una cosa
que es una verdad mui neta
i juro a fé de poeta
que es ademas mui curiosa;
en mi tarea afanosa
en donde tan poco gano
trajinando mui temprano
i en tanta ida i venida,
ví una cosa divertida
ayer en un carro urbano.
Se encontraba el carro lleno
de un jentío numeroso
cuando subió un guapo mozo
colorado i mui relleno,
sacó el cinco mui sereno
i se acomodó el colero,
pero un huaso majadero
hizo luego una advertencia
que a toda la concurrencia
causó un asombro cincero.
La conductora miraba,
una chica se reia,
él como ají se ponia
i un beato se persignaba;
¿qué era pues lo que pasaba?
ya lo dirà mi guargüero
si lo voi a decir, pero
en la décima siguiente
pues no es causa suficiente
ver subir a un caballero.
El caballero en cuestion
en un lindo pañuelito
traia mui envueltito
un pajarito rabon;
i fué por esa razon
que el huasacote villano
que se hallaba ahi cercano
dijo con fono alarmante:
¡vé como anda este elegante
con el pàjaro en la mano!
Hubo una gran risotada
como es facil presumir
i el mismo se echó a reir
con sonora carcajada;
si lo malicia taimada
piensa mal de este contról,
yo diré en claro español
que el delito no era gordo
porque el pájaro era tordo
no era diuca ni chincól.