AVENTURAS DE UN
HUASO
contadas por él mismo.
Número 1.

  Aquí me pongo a cantar
al compas de la vihuela;
que el hombre que lo desvela
una pena estraordinaria,
como el ave solitaria
con el cantar se consuela.

  Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento;
les pido en este momento
que voi a cantar mi historia,
me refresquen la memoria
i aclaren mi entendimiento.

  Vengan santos milagrosos
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda
i se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en esta ocasion tan ruda.

  Yo he visto muchos cantores
con famas bien obtenidas
i que despues de adquiridas
no las quieren sustentar;
parece que sin largar
se cansaron en partidas.

  Mas donde otro huaso paso
yo tambien he de pasar;
nada me hace recular
ni las fantasmas me espantan
i dende que todos cantan
yo tambien he de cantar.

  Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar
i cantando he de llegar
al pié del eterno Padre;
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.

  Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
i poniéndome a cantar
cantando me han de encontrar
aunque la tiera se abra.

  Me siento en el plan de un
       [bajo
a cantar un argumento,
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos
con oro, copas i bastos
juega allí mi pensamiento.

  Yo soi cantor letrao,
mas si me pongo a cantar,
no tengo cuando acabar
i me envejezco cantando;
las coplas me van brotando
como agua de manantial.

  Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman,
naide me pone el pié encima
i cuando el pecho se entona
hago jemir a la prima
i llorar a la jamona.

  Yo soi toro en mi rodeo
i torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
i si me quieren probar,
salgan otros a cantar
i veremos quién es menos.

  No me salgo de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soi blando
i soi duro con los duros,
i ninguno en un apuro
me ha visto andar titubiando.

  En el peligro ¡por Cristo!
el corazon se me ensancha
pues toda la tierra es cancha
i de esto naide se asombre;
el que se tiene por hombre
onde quiere hace pata ancha.

  Soi guaso i entiendanló
como mi lengua lo esplica;
para mí la tiera es chica
i no puede ser mayor;
ni la vibora me pica
ni quema mi frente el sol.

       (Continuará.

Nota: adaptación de los versos iniciales del “El gaucho Martín Fierro” de J. Hernández.

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