i esas olas que ajitan el océano
en la mañana manso,
nos dicen con su grito soberano
que cansa hasta el descanso,
en medio de la paz de que gozaba,
que tan presto se fuera no esperaba,
en un infauto dia,
el ignorado i misero destino
señaló a mi mirada otro camino,
que yo no conocia!
¡ai! desde entonce, alma atribulada,
la lágrima que viertes coloreada
con sangre del dolor,
¿porqué por ocultarla de la jente,
la precipitas como lava ardiente
sobre tu corazon?
Llora, que el llanto de la dura pena
es el opio mas fiel i la verbena,
su remedio eficaz;
llora, no temas su calor urente
que ese calor refrezcará tu frente
i te hará dezcansar!
No temas que tus ojos
los marchite su tacto envenenado
i que les prive del placer sagrado
de contemplar de hinojos
el rostro de tu ánjel agraciado!
Como nube plomisa
que afeara la faz del firmamento
i que al empuje de caliente viento
liviana se desliza
i lo convierte en un eden sin cuento,
tu timida mirada,
con el rocio celestial del alma,
adquirirá la apetecida calma,
con la fuerza deseada
que le de la arrogancia de la palma!
Desde ese dia
la suerte mia
se vió perdida
en la inmensidad
de un bravío,
desconocido,
cruél i frio
i hórrido mar.
continuarà
ROLAK
Nota: este verso comienza en esta lira y continua en este verso.