Oprobio de esta patria brillantisima,
jigantezca i brutal malevolencia.
eres ruin, señoria exelentisima,
Dìonicio so apellida la indijencia;
al pobre, palo al rico, complasencia.
Portentoso ejemplar del servilismo,
ogro infame, feroz i carnicero,
la alevocía cruel es tu heroismo
i la ambicion, tu ideal primero
duro es tu corazon i en tu cinismo
olfateas la sangre del cordero
riéndote de tu víctima en tu imperio,
¡oh tigre sanguinario, oh vil Tiberio.!
Justicia oye, ¡levántate indignada!
un raquítico incecto os pisotea;
Eróstrato de alma atravezada,
zapo asqueroso que el pantano afea.
Estùpido Cain de tus hermanos,
zabandija inmoral, hijo del cieno,
padeces el furor de los tiranos,
una i mil veces atacado al freno;
limpia si puedes tu sangrienta mano,
zàtrapa maldecido, de tu seno,
a holocauto del linaje humano,
desprenderà como mortal veneno
olas de sangre, el pueblo soberano.
De MEDUZA, la hórrida cabeza
era menos odiada en su fiereza.
Solamente mereces que una pluma
àrida i cruel, diseñe tu figura
uunca axenta del peso que te abruma.
Cabe compadecer una alma impura,
¿al vil lacayo i torpe mayoral,
rayo del pobre, cómplice del rico
lo podrá la justicia disculpar?
¡Oh, lave el tigre su sangriento ocico,
sacuda sus instintos de chacal!
Nota: Es un acróstico: Ojeda Polidoro juez ezpulsado de San Carlos”