Dile a una mujer: tramposa
badulaque i mentecata,
dile cochina e ingrata,
dile puerca, escandalosa,
dile que es una mañosa,
que es una muger infame
i que la deshonra lame
en condición de ramera
i aunque sea ella altanera
no creas nunca que brame.
Dile que es madre perdida
que a sus hijos abandona,
dile que es una ladrona
i una mujer corrompida,
dile que se halla podrida
por liviana i lujuriosa,
dile que es una viciosa
que vive en la corrupcion,
i esta severa esprecion
no la enojará gran cosa.
Dile que es una traidora
que ha engañado a su marido
que su corazon es nido
en donde la maldad mora,
dile que es una impostora
i una mujer revoltosa,
que es como la mariposa
voluble de sentimiento;
si se ofende en un momento
al otro dia es tu esposa.
Diganle un insulto grueso,
la ofensa de mas tamaño
i para causarle daño
no será suficiente eso;
pero dile de esprofeso,
dile por jugar que es fea;
será inutil la tarea
de hacerla desenojar
pues si te llega a pillar
te mordisca i te patea.
Poco importa a la mujer,
le causa poca inquetud
que la ataque en su virtud
el que la quiera ofender;
no se conmueve su ser
por tan fútil bagatela,
solo le entra la espuela
cuando atacan su belleza
i esta ofensa la atravieza
porque es de mui rica tela.