LOS CULEBRONCITOS

  Tambien salió en Terranova
El maldito culebrón
Con sierras en la joroba
Y en la cabeza un mechón

Navegando otro piloto
Por las tenebrosos mares,
De las regiones polares
Salió á ver el alboroto,
Semejante á un terremoto
O fenomenal corcoba,
Que dió el barco por la prova
Y vió un feroz culebrón,
Que, como aquel del Japón
Tambien salió en Terranora.

  La cabeza era un tonel
Le cien arrobas y pico.
Y tenía en el hocico
Una lengua de á cordel,
Era manchada su piel
Le plomo y de bermellón,
Seria su dimención
Seis lazos medidos bien,
Y bramaba como el tren
El maldito culebrón.

  Tambien cuenta el capataz
De este barco desgraciado.
Que andaban por el costado
De la fiera pertinaz
Tres culebroncitos mas
Del tamaño de una escoba,
Y pesaban una arroba
Según cálculos prolijos.
También eran estos hijos
Con sierras en la joroba.

  Con muchísimo trabajo
El navio se apartó
De la fiera que quedó
Arrojando espumarajo
Ella se llevó su tajo,
Al salir del encontrón,
Se fué el barco á otra rejión,
Divisándose á lo léjos
De la sierpe los reflejos,
Y en la cabeza un mechón.

  ¿Quién ha podido saber
Los secretos de la mar:
¿Quien puede conjeturar
Lo que en su fondo ha de haber?
Mil monstruos ha de tener
Horribles i carniceros.
¡Cuántos pobres marineros
Por ellos son devorados,
Y cuantos seran llevados
A sus inmundos chiqueros!

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