Viendo ya su fin cercano
los que a Freddi asesinaron
sus súplicas elevaron
hasta el Consul italiano.
El reo Victor Alfaro
i el reo Cárlos Cubillos
que hoi están llenos de grillos
pidiendole a Dios amparo;
como van a pagar caro
su gran crímen inhumano
jimen como buen cristiano
i moviendo a compasion
lloran i piden perdon
viendo ya su fin cercano.
Renegando de su falta
i humildes como una dalia
al Vice-Consul de Italia
han dirijido una carta.
piedad i clemencia harta
los dos ahí le imploraron;
su horrible fin le anunciaron
en el patíbulo atroz;
no tienen perdon de Dios
los que a Freddi asesinaron.
En tono mui quejumbroso
entre los dos la han escrito
se manifiestan contrito
de delito tan odioso;
no encontrando ya reposo
de que los notificaron
ámbos dos se consultaron
sobre medida mas sana
i a la colonia italiana
sus súplicas elevaron.
La carta dice: «señor,
el Supremo Tribunal
por nuestra accion criminal
nos condena con horror;
nos falta pues el valor
para morir tan temprano,
ayúdenos con su mano
ante el Consejo de Estado…
i este pliego fué mandado
hasta el Cónsul italiano.
No parece mui sencillo
que se consiga el indulto,
para crimen de tal bulto
se necesita el banquillo;
si lloran como un chiquillo
pueden mover a piedad
al pueblo i a la ciudad,
i a la jente timorata
pero esto, es falsa plata
para toda autoridad.