Fueron quince forajidos
A casa de un tal José,
A robar, y le robaron:
Es todo lo que yo sé.
Donde Zúñiga, por cierto,
Fueron a buscar dinero,
Y en el encuentro tan fiero
El anciano quedó muerto.
Estaba el pobre despierto
Cuando sintió a los bandidos;
Con instintos pevertidos,
Cada cual con su puñal,
A hacer el hecho brutal
Fueron quince forajidos.
Les dijo el pobre viejito,
Viendo que mal se le trata:
«Si vienen a buscar, plata,
Se las daré lijerito;”
Y el caudillaje maldito
Usaron de mala fé;
Sin darle a saber por qué,
Despreciando el santo ruego,
Llegaron haciendo fuego
A casa de un tal José.
Un hachazo en la cabeza
Le pegaron mui feroz
¡Ai Señor! ¡Jesús, por Dios,
Qué hombres con tanta vileza!
Tambien diré que a la pieza
Con los sesos la mancharon,
Porque del cráneo saltaron
Según está comprobado;
Que éstos iban destinados
A robar, y le robaron.
Tambien un tal Misael,
Que era del occiso nieto
Sin tenerle ni respeto
Le dieron la muerte eruel.
Dos balas recibió él
Como en el parte se vé
Murió en el acto, os diré,
Sin Dios ni Santa María;
Dió la última agonía,
Es todo lo que yo sé.
Al fin, digo en mi opinion,
Cuando yo lei la historia
Se me turbó la memoria
Y me tembló el corazon:
Eché en el verso un borron
Que borrarlo me costó,
Sin tener la culpa yó
Digo con tono travieso
Que al escribir el suceso
La pluma se me cayó.
DANIEL MENESES Poeta Nacional Chileno
CERRO ARRAYAN Nº 126