De una ciencia celestial
Es Davicito Gonzalez,
Con el todo los mortales
Mejoran de todo mal.
Donde llaman La Ceniza
Vive ese gran portento,
Y es de divino talento
Porque Dios lo diviniza,
El a todos simpatiza
Por su jénio virjinal;
Para hacerlo universal
Este verso le dedico,
Porqué ha sido desde chico
De una ciencia celestial.
Talvez los embaucadores
Le harán una cruda guerra,
Pero él echará por tierra
La ciencia de los doctores,
Todos sus grandes favores
Pasarán a los Anales,
Como hechos memoriales
Quedarán según se opina,
Y el Rei de la Medicina
Es Davicito Gonzalez.
Opina toda la jente
Que es un segundo Mesías;
Yo pruebo en mis poesías
Que es Jesús el inocente,
Por dón del Omnipotente
Hace gracias a raudales,
Yerbecitas vejetales
Dá a tomar por obediencias,
Y minoran sus dolencias
Con él todos los mortales.
Una grande romería
Concurre a donde el Niño,
Y le llevan de cariño
Muchas cositas del dia;
Da pena y melancolía
Ver esa jente en lo actual:
Del campo y la capital
Se agrupan allí en tropel,
Y por la gracia de El
Mejoran de todo mal.
Al fin, al Niño huasito.
Lo dotó la Providencia,
Y tiene su residencia
En un pequeño cuartito;
Divino desde chiquito
Ha sido y siempre será
La divina Majestá
Le dió gracia y gran poder,
Y todo el que lo vá a ver
Sana de su enfermedá.
Imp. G. Weidmann, Valp.